EL GRAN DEBATE: UN DEPORTE MORAL: Diego Acosta Bastidas
EL GRAN DEBATE: UN DEPORTE MORAL
Por: Diego Acosta Bastidas
El
antecedente de la vida real del renombrado poeta afroamericano Mel Tolson nos
lleva a pensar que la dialéctica y el enfrentamiento con argumentos no son tan
excepcionales como podría ser un debate formalmente organizado; quizá la
espontaneidad de aquel nos obliga a un entrenamiento mucho más riguroso de los
reflejos mentales para poder sobretodo advertir las falacias ( razonamiento
engañoso con apariencia de correcto ).
FALACIA
CLASICA
Ya
en concreto y en relación con la película “ El Gran Debate “ vemos que nos
enfrentamos al análisis de posibles falacias de un debate clásico que alcanza
uno de sus momentos cumbre alrededor de la desobediencia civil en la cual se
advierte que la atribución de inaceptable de aquella para los polemistas de
Harvard era partir de una suposición falsa como: “ todas las leyes son justas y
buenas “ lo cual nos lleva a una premisa menor falsa:
si
todas las leyes son justas y buenas
y
tenemos la obligación de obedecerlas
entonces,
las consecuencias de observarlas son buenas también.
Por
ello el profesor aframericano hace hincapié en que para descubrir las falacias
hay que procurar el uso de argumentos lógicos y racionales apoyándose en hechos
y no conjeturas o suposiciones como las esbozadas en la película al calor de
las palabras:
Si
la desobediencia civil fuera mala, entonces no se encontraría justificación
para la resistencia a los crímenes abominables del nazismo y la posición de
acabar con ese régimen de tiranía que llevó a EU a una de sus páginas más gloriosas de su
historia ( aunque resulte cínico ponerlo de esa manera si existieron de or
medio millones de vidas humanas perdidas ) así como los crímes raciales que
asolaban a EU en la época del apartheid, por ello el joven negro que encara el
debate empieza de forma categórica:
“
En Texas se linchan a los negros … “
Los argumentos en favor de una resistencia
civil volcada a los reconocimientos de los grandes valores de la humanidad se
apoyaron en hechos incontrastables: las leyes injustas y oprobiosas del nazismo
así como las grandes barbaries que vivió el mundo en esa oscura página; por
ello nunca resultó tan apropiada la referencia a San Agustín y la condición
intrínseca ética de la ley para construir su legitimidad:
“
Una ley injusta no es una ley “
invocando
a que se prefiera la desobediencia civil a la violencia, poniendo en una
encrucijada el mal menor afincado en los valores trascedentes de una
segregación racial que ya era inaceptable en EU y que tendría su lápida simbólica
con la lucha de Martin Luher King.
ENTRE
LA IRONIA Y LO RIDICULO
El
lenguaje del cine mismo obliga a potenciar muchos clímax en el libreto y uno de
ellos es cuando los oponentes producen la hilaridad en el auditorio al
proclamar ironía intentando hacer quedar en ridículo al oponente; el vínculo
con la realidad daba para traspasar la frotnera hacaia el racismo de forma
obivia, no obstante el Director magistralmente lo lleva a centrarse en los
argumentos, que es lo que hay que hacer para adminsitrar la persuasión sin caer
en el debate inapropiada o intrascendente:
“
duro con el argumento y la idea , suave con la persona ( o irónico si las circusntacias lo permiten como
en la falacia del Hombre de paja ).
Estas
herramientas de la argumentación son indispensables para evitar caer en la
tentación del argumento personal para descalificar a la persona porque eso
revela falta de análisis de argumentos en favor de la verdad; por ello es
particularmente destacable cuando el participante negro ante el análisis del
papel de la ley frente a los crímenes raciales dice:
“
ante esto la ley nos responde con dudas “
Precisamente
son esas dudas que como juristas nos debe llevar a cuestionar las verdades con
hechos y objetividad.
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